Capsicum longum et. C. annuumm L.
A unos nos gusta más a otras/os nos gusta menos, pero lo cierto es que el Ají-Pimiento siempre ha estado en nuestra mesa, y se ha convertido en un ingrediente fundamental de nuestra cultura culinaria nacional.
Lo que no se dice y es mi deber comentarlo es lo perjudicial que puede llegar a ser, especialmente para los niños, pues aunque sea en pequeña cantidad, irrita el estómago, produce diarrea e inflama el hígado.
Sin embargo, podemos hacer remedios caceros con el Ají-Pimiento. El uso externo, en las afecciones de la garganta, y en una cataplasma (1) asociando miel de abeja resulta muy efectivo. Sin ir más lejos, un tiempo atrás, se recetaba para ciertos casos de viruela, sarampión y escarlatina, cuando la erupción languidecía por falta de energía vital.
Los cataplasmas rubefacientes, es decir, que generan una sensación de calor, pueden utilizar Ají-Pimiento en cantidades de 16 a 20 gramos.
Más sobre nuestro Ají-Pimiento:
Es esta una hortaliza anual, muy cultivada, especialmente en Chile. Este fruto es muy picante, y produce una sensación muy persistente. El fruto se presenta con la superficie brillante y lisa y su color, verde en un principio, se cambia, en la maduración, en un rojo subido o amarillento. Se usa en el arte culinario como estimulante.
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(1) Se muelen para transformarse en pastas que funcionan como tratamiento de distintas afecciones. Hace unos años, varios, cuando la medicina tradicional era menos asequible y también menos efectiva, los cataplasmas y tratamientos naturales eran recurrentes, necesarios y nadie puede dudar que forma parte de nuestra cultura histórica (las culturas originarias algo saben de esto).
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